Una semana en Brasil. Percepciones y Curiosidades



Estuve de vacaciones en Brasil por una semana, la semana pasada. Ya conocía São Paulo, porque fui con Gaby en 2009, cuando Venezuela aún existía, y tenías subsidiados los dólares y los pasajes de avión.

Esta vez queríamos un viaje playero, por lo que elegimos Río y Buzios por una semanita. Como acostumbramos Gaby y yo, en los viajes, comenzamos por lo más lejos, para terminar el viaje lo más cerca al aeropuerto de destino, así que llegamos y nos fuimos directo a Buzios.

Buzios es una ciudad pequeña bien turística a aproximadamente 200kms de Río. Mis amigos argentinos me dicen que en algún momento fue como “el Punta del Este de Brasil”, por lo que efectivamente es caro.

Es una ciudad de veraneo. Es decir, que está casi vacío cuando no es temporada alta. Octubre es una especie de temporada media, donde hay calor, pero también nubes y lluvia. Me recordó a un pueblo petrolero venezolano cerca de la playa llamado Puerto Píritu, como con un casco más o menos “histórico”, algunos rastros de pueblo pesquero, pero con construcciones de casas clase medias vacías de vacaciones.

El pueblo está bastante bien preparado para turismo, en casi todos lados aceptan tarjeta de débito, incluyendo las “bodegas” más pequeñas. El transporte público atraviesa la ciudad de norte a sur y lo demás lo puedes hacer a pie.

Estuvimos 3 días en Buzios relax, y nos fuimos a Río.

Río de Janeiro es increíble. Me encantó. Brasil tiene un leve parecido a Venezuela en algunas cosas, o al menos a la idea que aún me queda de lo que era Venezuela.

Nos quedamos en Copacabana a una cuadra de la playa. Copacabana es como una zona residencial clase media, con arquitectura que tiene aire a los 60/70 pero con mucho movimiento turístico, lo que genera en un país de las características de Brasil gran concentración de gente viviendo en la calle. Nada que no haya visto antes.

Este viaje fue con la idea específica de ir a la playa y en plan relax. Por lo que no hicimos ni horarios, ni cronogramas, ni listas de lugares a los que visitar, salvo un par de excepciones.

Conocí el Maracaná, y fui a un juego de fútbol, del Botafogo, porque para mí ya es un ritual ir a actividades deportivas en los viajes, y el Maracaná, es el Maracaná. Pero aparte de eso no fuimos ni a Pão de Açucar ni al Corcovado. De hecho intentamos ir al Corcovado, pero no pudimos, señal inequívoca de que no era el momento, pero eso quedará para otro post.


Segunda vez que voy a Brasil, y me gustó aún más que la primera. 

Como mencioné antes, tiene algo ligeramente familiar, que todavía no sé precisar, puede ser la influencia afroamericana en su cocina, sus jugos de fruta natural, sus panaderías asumo que por influencia portuguesa ofrecen cosas muy parecidas a las venezolanas, su calidez, su música. En fin. Si aún no lo han hecho, anótelo como un destino.


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