Una semana en Brasil. Percepciones y Curiosidades
Estuve de vacaciones en Brasil por una semana, la semana
pasada. Ya conocía São Paulo, porque fui con Gaby en 2009, cuando Venezuela aún existía,
y tenías subsidiados los dólares y los pasajes de avión.
Esta vez queríamos un viaje playero, por lo que elegimos Río
y Buzios por una semanita. Como acostumbramos Gaby y yo, en los viajes,
comenzamos por lo más lejos, para terminar el viaje lo más cerca al aeropuerto
de destino, así que llegamos y nos fuimos directo a Buzios.
Buzios es una ciudad pequeña bien turística a aproximadamente
200kms de Río. Mis amigos argentinos me dicen que en algún momento fue como “el
Punta del Este de Brasil”, por lo que efectivamente es caro.
El pueblo está bastante bien preparado para turismo, en casi
todos lados aceptan tarjeta de débito, incluyendo las “bodegas” más pequeñas.
El transporte público atraviesa la ciudad de norte a sur y lo demás lo puedes hacer
a pie.
Estuvimos 3 días en Buzios relax, y nos fuimos a Río.
Río de Janeiro es increíble. Me encantó. Brasil tiene un leve
parecido a Venezuela en algunas cosas, o al menos a la idea que aún me queda de
lo que era Venezuela.
Nos quedamos en Copacabana a una cuadra de la playa.
Copacabana es como una zona residencial clase media, con arquitectura que tiene
aire a los 60/70 pero con mucho movimiento turístico, lo que genera en un país
de las características de Brasil gran concentración de gente viviendo en la
calle. Nada que no haya visto antes.
Este viaje fue con la idea específica de ir a la playa y en
plan relax. Por lo que no hicimos ni horarios, ni cronogramas, ni listas de
lugares a los que visitar, salvo un par de excepciones.
Conocí el Maracaná, y fui a un juego de fútbol, del Botafogo,
porque para mí ya es un ritual ir a actividades deportivas en los viajes, y el
Maracaná, es el Maracaná. Pero aparte de eso no fuimos ni a Pão de Açucar ni al
Corcovado. De hecho intentamos ir al Corcovado, pero no pudimos, señal
inequívoca de que no era el momento, pero eso quedará para otro post.
Segunda vez que voy a Brasil, y me gustó aún más que la
primera.
Como mencioné antes, tiene algo ligeramente familiar, que todavía no
sé precisar, puede ser la influencia afroamericana en su cocina, sus jugos de
fruta natural, sus panaderías asumo que por influencia portuguesa ofrecen cosas
muy parecidas a las venezolanas, su calidez, su música. En fin. Si aún no lo
han hecho, anótelo como un destino.