El discreto encanto del autobombo
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| Soy yo sacándome una selfie haciendo 'boquita-de-pato', como un par de personas que vi ese día en la playa |
En menos de una semana cumplo 36 años y aun se me hace
difícil hablar “de mi”.
Siempre fui un heavy-user de internet y a partir de 2010 (cuando me abrí mi cuenta), me volví asíduo de Twitter.
Le huí hasta que pude, y de todas las maneras posibles a abrirme una cuenta de Facebook, porque la verdad habiendo vivido en un pueblo pequeño por muchos años, no me seducía (ni lo hace) un arma que haga más fácil el chisme sobre mi o sobre los demás. Sin embargo, y paradójicamente, terminé trabajando en Redes Sociales y Marketing Digital.
Las redes sociales son un instrumento buenísimo para muchas cosas, con sus respectivos efectos secundarios, pero lo curioso es que el gran combustible para ellas es "el yo", y cuánto estás dispuesto a exponer sobre ti.
No sé qué porcentaje, pero me da la sensación que la mayor parte del contenido que existe en las redes consiste en gente que se graba tocando sus instrumentos, bailando, dando tips, o simplemente mostrándose.
No tengo nada en contra de un poco de egocentrismo, y no es que yo no lo sea, bastante que lo soy queriendo dar mi opinión sobre todo lo que pasa en twitter; sin embargo se me hace un poco jodido hablar sobre mi en redes y más en la vida real.
Técnicamente soy un millenial pero no tengo esa auto confianza como para creer que todo lo que digo es interesante y merece la pena ser escuchado.
Pero el problema no es ese, puedo vivir con tener poca exposición en Redes, el problema es cuando tu trabajo es Marketing y además del trabajo, tienes que "vender" lo que hiciste. Es decir, si tu trabajo no lo ve nadie, no lo hiciste, casi como el proverbio del budismo-zen.
No sé cuál es el límite entre ser ultra auto-propagandistico/vende humo, y alguien normal que simplemente hace cosas y las comparte/muestra porque está orgulloso.
